¿Qué es la ‘Invisible Net’?.
Se
trata de una red paralela a Internet creada por grupos organizados de hackers,
con el fin de evitar a la Policía en sus turbios negocios ilegales, que hasta
ahora se hacían en la la Dark Web.
Es
decir, los ciberdelincuentes están ‘migrando’ desde los mercados ilegales de
la Dark Web, donde se puede comprar prácticamente cualquier cosa, a foros
encriptados a los que solo se puede acceder por medio de una invitación
personal.
Hay
que tener en cuenta que la Invisible Net no es un espacio en sí mismo como la
Dark Web, a la que se accede normalmente desde un navegador TOR. La ‘red
invisible’ solo existe en los dispositivos de los usuarios que la utilizan, ya
sea desde apps encriptadas, grupos de chat a los que solo se accede con
invitación, o foros cerrados.
Aunque los ciberdelincuentes
organizados suelen conocerse en ‘marketplaces’ de la Dark Web como, por
ejemplo Silk Road, ya no se sienten ‘seguros’ en este tipo de entornos.
Esto es porque la Policía consigue tirar de algunos hilos con los que
reastrear sus pasos. De este modo, los equipos de hackers que ya se conocen
después de haber realizado algún ‘trabajo’, abandonan la Dark Web para
comunicarse y compartir documentos por medio de la Invisible Net.
El problema legal de rastrear la Invisible Net
El hecho de que la información que se transmite por medio de este tipo de apps supone un dilema legal, ya que en teoría, las comunicaciones encriptadas solo pueden ser descifradas de extremo a extremo. Es decir, con la regulación actual, sería ilegal interceptar comunicaciones privadas aunque haya la sospecha de que se esté haciendo algo ilegal por medio de las apps de la Invisible Net.
“Al fin y al cabo, la tecnología no
es buena o mala, es simplemente algo que mejora un proceso. Lo que sí puede ser
bueno o malo es el uso que se haga de ella. El hecho de que nadie pueda espiar
lo que comunicamos con nuestros amigos a través de whatsapp es bueno, porque
así evitamos miradas indiscretas que podrían viralizar algo personal o incluso
robarnos”,
destaca Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security.
Sin embargo, la encriptación de extremo
a extremo que dan las apps de mensajería instantánea también puede aprovecharse
para vender drogas o comerciar con sexo infantil sin que las Fuerzas de
Seguridad del Estado puedan rastrearlo. El culpable no es el desarrollador
de la tecnología, sino el usuario. Por ello, “es importante que las empresas
que desarrollamos software y hardware trabajemos siempre alienadas para que la
seguridad de nuestros dispositivos y aplicaciones atenda a un único fin: la
tecnología responsable”, advierte Hervé Lambert.
Fuente: cybersecuritynews.es
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