Los smartphones contienen componentes durables en el tiempo como los procesadores, las pantallas o las cámaras, pero hay un componente que en su interior se degrada con el pasar del tiempo, y que en ocasiones presenta problemas a la hora de funcionar y es el caso de las baterias.
La carga de la batería de nuestro teléfono móvil se calcula en base a una serie de algoritmos que el sistema operativo ejecuta y que se basan en la capacidad de la batería, el tiempo que la hemos estado cargando y el punto máximo de carga, que se alcanza pasado un tiempo. En cuanto alguno de estos factores falla, podemos encontrarnos con una desviación en los cálculos y, por tanto, tener ante nosotros una batería descalibrada.